Reflexiones de la Shari’ah sobre la crisis económica mundial
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Reflexiones de la Shari’ah sobre la crisis económica mundial
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2012 - 1433
موقف الشريعة من الأزمة الإقتصادية
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الشبكة الإسلامية
2012 - 1433
Reflexiones de la Shari’ah sobre la crisis económica mundial
Que la tormenta de la crisis económica haya arremetido hoy en día contra oriente y occidente es algo que no se puede ocultar ni negar. Es un hecho sin precedentes que hizo temblar los cimientos de la economía y que desveló a los políticos, economistas, pensadores y a todo aquel que está en el juego de las finanzas. Sus causas y consecuencias a corto y largo plazo son múltiples, tanto así, que generó preocupación por todas partes e hizo que los analistas saturaran los medios con sus conclusiones, que se escribieran cientos de libros sobre un asunto que era confuso y del que nadie quería asumir la responsabilidad.
Este suceso nos obliga a detenernos para hacer una reflexión y aclarar algunos aspectos legales de la Shari’ah que tienen relación con esta catástrofe:
La verdadera crisis:
Los más grandes bancos, instituciones financieras y mercados bursátiles se desplomaron, trillones en efectivo se evaporaron, y billones en acciones se perdieron en las bolsas. Países enteros se hundieron, millones de personas perdieron el dinero que tenían ahorrado o invertido; solo en los Estados Unidos de Norte América se calcula que las inversiones que se perdieron en la bolsa de valores llegan a unos cuatro trillones de dólares, por lo que algunos llamaron a esta crisis como el tsunami de la economía.
Los techos se derrumbaron sobre ellos:
La economía y el dinero son las bases principales sobre las que se fundamenta la vida en occidente; por eso, cuando se encomendaron a su riqueza y dejaron de lado a Al-lah, sucedió:
Los incrédulos anteriormente [en Babel] construyeron grandes edificaciones, pero Al-lah Destruyó sus edificaciones desde los cimientos y los techos se derrumbaron sobre ellos, y el castigo les llegó de donde menos lo esperaban. [Corán 16:26]
Somos testigos de la debacle que les azotó: ayer celebraban sus logros económicos, se vanagloriaban por su sistema financiero, creían que era a prueba de todo, pero hoy amanecieron presas de la desesperación y la devastación, pues el castigo por su orgullo e insolencia les llego desde donde menos se lo esperaban.
Diles: Estas son las consecuencias de vuestras obras:
Las desgracias y catástrofes que de vez en cuando presenciamos, son producto de las acciones de las personas. La injusticia, la opresión, la transgresión de los derechos y libertades de los demás, son razones por las cuales puede descender sobre un individuo, familia, sociedad, e incluso la humanidad entera, una desgracia, como la actual crisis económica y financiera mundial. Dice Al-lah (lo que se interpreta en español):
Se puede ver la devastación en la tierra y en el mar como consecuencia de las acciones de los hombres. Esto es para que padezcan [el resultado de] lo que han hecho, y puedan recapacitar. [Corán 30:41];
y:
Y si os aflige una desgracia, ello es la consecuencia de [los pecados] que cometisteis; y Al-lah os Perdona muchas faltas [por Su gracia]. [Corán 42:30]
En un Hadiz nos dijo el Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam: “Cuando el adulterio, la fornicación, el interés y la usura aparezcan y se generalicen en un pueblo, su gente será merecedora del castigo de Al-lah, por sus iniquidades” [At-Tabarani]. Así que la culpa de que esta crisis haya arruinado al mundo es la injusticia que los hombres cometieron consigo mismos.
Al-lah Es Paciente y no olvidadizo ni descuidado:
Al-lah Tuvo paciencia con la humanidad mientras que esta se dedicaba a lucrarse del interés y la usura para incrementar su riqueza, declarándole la guerra a las leyes y órdenes de Al-lah; hasta que llegó el tiempo en que su injusticia no se pudo tolerar más, así que Hizo que la riqueza menguara y la recesión económica la afectara, tal como Hizo con el Faraón y su gente, como encontramos en el Corán (lo que se interpreta en español):
Y Azotamos al pueblo del Faraón con años de sequía y mengua de frutos, para que reflexionaran.} [Corán 7:130]
Y en el Hadiz nos mencionó el Mensajero de Al-lah, sallallahu ‘alaihi wa sallam: “Al-lah le Da tiempo al opresor; pero cuando Decide Darle su merecido, no le levantará el castigo jamás”, luego recitó (lo que se interpreta en español):
Así es el castigo de tu Señor cuando Decide Azotar a las ciudades por su iniquidad, ciertamente Su castigo es doloroso y severo. [Corán 11:102]
[Bujari y Muslim].
El injusto y el opresor no debe confiarse en que Al-lah en Su grandeza, poderío y sabiduría, Va a Dejar que siga con su iniquidad causando daño a los demás sin que lo Castigue y a todos aquellos que lo ayudaron a cometer sus crímenes, o simplemente guardaron silencio y no hicieron nada para detenerlos.
La falsedad conduce a la perdición:
Las personas, pensamientos, ideas, sistemas y todo lo que tiene que ver con este mundo es perecedero, por más que haya sobresalido. Anas ibn Malik relató: “El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, tenía una camella llamada Al ‘Adbá’ que era insuperable en la carrera. Una vez, vino un beduino montando un camello de menos de seis años y logró vencerla. Eso fue motivo de pesar para los musulmanes, hasta que el Profeta, sallallahu ‘alaihi wa sallam, lo supo y dijo: “La ley de Al-lah es que Él Hace Bajar a todo aquél que se eleva en la vida terrenal”’ [Bujari].
Los occidentales lograron alcanzar la cima más alta en la economía mundial, sus riquezas crecieron tanto que pensaron que nada las haría disminuir y que nadie sería más poderoso que ellos; pero en el momento en que más orgullo sentían por su sistema económico, el cual alegaban era infalible, todo cambió, sus finanzas colapsaron y la falsedad de sus alegatos respecto a la estabilidad de su economía quedó expuesta ante todo el mundo, tuvieron que bajar la cabeza y aceptar que algo había fallado…
El prestigio de occidente se perdió:
El interés y la usura, además de las prácticas prohibidas por la Shari’ah en cuestiones económicas, fueron como un comején que desde el interior hizo que el bastón sobre el que se apoyaba el prestigio financiero occidental se quebrara. Dicho bastón –que asumían era erguido, recto, incorruptible e irrompible– resultó ser una rama podrida, que al romperse hizo que todo el sistema financiero mundial se viniera al suelo, al grado que el mismo ministro de finanzas alemán, Peer Steinbrück,manifestó: “Wall Street nunca volverá a ser lo que era antes de la crisis”.
Al-lah Declara la guerra al interés y la usura:
Dice Al-lah (lo que se interpreta en español):
¡Oh, creyentes! Temed a Al-lah y renunciad a lo que os adeuden a causa de la usura, si es que sois, en verdad, creyentes. Y si no dejáis la usura, sabed que Al-lah y Su Mensajero os declaran la guerra; pero si os arrepentís, tenéis derecho al capital original, de esta forma no oprimiréis ni seréis oprimidos. [Corán 2:278-279]
La guerra que se señala en la aleya se presenta de varias formas en estos días, ataca los nervios de la gente, la felicidad, la tranquilidad y disminuye la bendición en la provisión, el dinero y la fuerza. El miedo y la inseguridad se han apoderado de todo el mundo, producto de la iniquidad de las instituciones financieras y las personas que detrás de ellas quisieron llenarse los bolsillos aprovechándose de la gente. La doctora Nancy Molitor, coordinadora de educación pública de la Asociación Americana de Psicología, afirmó: “Los records en el nivel de depresión y preocupación fueron rotos tras la crisis, nunca he visto nada parecido durante mis 20 años de práctica profesional”.
Al-lah Hará que todo lo que provenga de la usura no tenga ninguna bendición:
La pérdida de la bendición en los bienes es tanto material como abstracta, es decir, puede ser que el dinero no beneficie en nada a quien lo tenga o que este se pierda por completo, como pasó con los trillones de millones que se evaporaron en menos de cinco días de los fondos de pensiones de Estados Unidos; sin mencionar la cantidad impresionante de bancos que quebraron, los cuales contaban con fondos y ahorros de miles de millones de dólares, y aún así, no pudieron salvarse.
El usurero al final es castigado con la disminución o pérdida de sus bienes:
Dice Al-lah (lo que se interpreta en español):
Todo lo que deis[1] esperando ser retribuidos por los hombres con algo mejor, no será Recompensado por Al-lah. [Corán 30:39];
El Profeta Muhammad, sallallahu ‘alaihi wa sallam, dijo: “Quien de vosotros incremente su hacienda con la Riba (interés, usura), al final ésta disminuirá” [Ibn Mayah].
A los ojos de todo el mundo estas palabras se hicieron realidad[2], muchas de las grandes fortunas de varios millonarios alrededor del mundo se vieron mermadas, solo en el Reino Unido diez de sus potentados vieron un retroceso en el total de sus riquezas equivalentes a 40 millares de dólares; en los Estados Unidos, uno de los más grandes inversores perdía cada hora siete millones; en Rusia las cosas no eran mejores, las pérdidas anunciadas por un grupo de empresarios alcanzaron los 330 billones de dólares, dinero que representa el 62% del total de la fortuna de los rusos acaudalados…
El interés, la usura y los seguros:
La crónica de una crisis anunciada, fue señalada por el coctel de préstamos y seguros que fue promovido por el sistema económico occidental. Las más grandes y respetables firmas financieras de los Estados Unidos se desplomaron ante la hecatombe económica mundial, como el grupo Lehman Brothers Inc., las compañías hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, y la aseguradora AIG, sin mencionar que varios de sus más grandes bancos corrieron con el mismo destino.
De la noche a la mañana, millones de estadounidenses se vieron amenazados con perder sus hogares porque no tenían los medios para cancelar las letras mensuales de sus hipotecas. Lo más irónico es que en la actualidad mucha gente no aprendió la lección, y siguen insistiendo en que hay que mantener los intereses sobre los préstamos, y que las deudas que se adquieren hay que asegurarlas con compañías de seguros.
El precio de la codicia:
La utilización de la necesidad de la gente para beneficiarse económicamente, es una de las causas evidentes que llevaron a que el sistema económico colapsara. Los bancos incrementaron el valor de sus préstamos hasta 60 veces más de la cantidad del capital real con el que contaban, todo por su ambición y deseos de incrementar sus ganancias, sin pensar en las consecuencias. No por nada algunos periódicos ponían en sus titulares: “Repróchense a sí mismos por codiciosos”.
El riesgo de negociar con fondos irreales:
Esta crisis demostró la gran diferencia que existe entre contar con bienes reales, representados en mercancías, materias primas, productos y servicios, y entre los irreales como el dinero electrónico, cheques, tarjetas de crédito y cifras ficticias que se encuentran únicamente en la memoria de los ordenadores. Las astronómicas cifras que se lucían en las pantallas de los mercados bursátiles desaparecieron como por arte de magia, miles de miles de millones de dólares, desaparecieron de la noche a la mañana.
[1] En árabe la palabra es "Riba", incremento o usura. La aleya se referiría a lo que se da de más esperando un interés usurario por ello; sin embargo, para muchos comentaristas, aquí se refiere a un incremento permitido que consiste en que alguien, en una transacción, da espontáneamente más de lo que corresponde esperando algún beneficio por ello, o que alguien regale algo esperando algún beneficio a cambio, lo cual si bien es ilícito, no tiene ante Al-lah ninguna recompensa.
[2] Como musulmanes, no dudamos nunca de que lo que Al-lah y Su Profeta dicen se cumplirá; por esta razón, cuando nos advierten que algo va a suceder a consecuencia de las malas acciones, intentamos al máximo alejarnos de ellas, y cuando vemos que se hacen realidad, sabemos que es la justicia de Al-lah, Quien no es Injusto con nadie, son las personas las injustas consigo mismas.